Cuenta la tradición, que tras una gran crecida del río Llobregat, las comunicaciones entre las localidades de Martorell y Castellbisbal se hicieron prácticamente imposibles. Fue entonces cuando los habitantes del lugar fueron testigos de una extraña aparición. El diablo llegó para asegurarles que les construiría un puente con la condición de que la primera persona que lo cruzará, debía irse con él. El pueblo decidió aceptar.
Tras la construcción del puente, una inteligente anciana se acercó hasta su pasarela y segundos antes de dar el primer paso, soltó a un gato para que fuera él el primero en atravesarla. El diablo no tuvo más remedio que llevarse el alma del animal y dejar vivir en paz a la población.